Julián y el sabio caminaron por sendas por horas hasta que por fin llegaron a un verde valle, donde se podía apreciar el Himalaya y un bosque de pinos que le daban al valle un aspecto de cuento de fantasía.
El sabio le dijo a Julián que aquel lugar era el Nirvana de Sivana. Caminaron por el bosque, Julián siguió al monje en silencio hasta que llegaron a un claro donde había una pequeña aldea hecha solamente de rosas. Julián se avía quedado sin habla.
Los monjes que vivían en aquella aldea se parecían mucho a su acompañante el cual se llamaba yogui Raman. Todos los habitantes se veían muy sanos, apacibles y felices. En aquel lugar todo parecía fácil y alegre.
Las caras de aquellos sabios revelaban como era su forma de vida. Aunque todos ahí eran adultos transmitían un aura infantil. Ninguno tenia canas ni arrugas.
A Julián le ofrecieron fruta y hortalizas exóticas que con el tiempo Julián aprendió que son una clave importante de la salud. Después de la comida el yogui Raman le mostró a Julián sus aposentos unas cabañas cubiertas de flores, una de ellas seria su nueva casa.
Julián tenia la sensación de que aquel lugar era su hogar al cual avia regresado.
Así empezó la vida de Julián entre los sabios de Sivana.
Conclusión:
Hay veces que el lugar al que verdaderamente perteneces es el que menos esperas y debes estar hay porque tienes una misión para ayudar a los demás.

la reseña es buena, solo que tiene demasiadas faltas ortográficas.
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